lunes, 23 de abril de 2012

Crónica del concierto de Blaze Bayley + Law Maker

Blaze Bayley + Law Maker
The King Of Metal World Tour 2012 
Sala Durango (Meliana, Valencia)

Noche mágica la que se vivió el viernes pasado en Valencia. Blaze Bayley, conocido por todos por su paso por Iron Maiden en la década de los 90 como vocalista venía a presentarnos su nuevo disco, llamado The King of Metal donde además haría un repaso a su carrera en solitario y como no a regalarnos algunas canciones de su paso por la doncella. Si hacía unos escasos meses The Pentagram Productions nos trajo a Paul Di'Anno, el primero de los 3 cantantes de la historia del grupo, ahora repetía la jugada con el que fue el tercero hasta el retorno de Bruce Dickinson. 

Pese a ser un nombre reconocido por todos los fans del heavy metal, la sala Durango (a la que le quedan dos escasos meses de vida tras anunciar su cierre) apenas consiguió reunir alrededor de unos 60 asistentes, cifra muy pobre y desmerecida. Aunque bien es cierto que esa semana venía cargada de conciertos, con alguna visita más de gupos internacionales y que abril está siendo especialmente beneficiosa en cuanto a conciertos en la ciudad, desde luego ni Blaze Bayley, ni la sala ni la promotora se merecieron ese escaso recibimiento, convirtiéndose la velada en prácticamente un concierto privado.

Antes de la actuación de Blaze Bayley se encargaron de abrir la velada la banda local Law Maker, grupo que rinde tributo a Black Sabbath, Dio y Rainbow. Ya había tenido la ocasión de verles en ocasiones anteriores y he de decir a su favor que son una banda que consiguen con acierto versionar los himnos de los 3 legendarios grupos, centrándose sobretodo en la etapa de Black Sabbath en  la que Dio fue el vocalista, pero sin olvidarse de los clásicos de Ozzy. No simplemente consiguen hacer una genial adaptación de las canciones, gracias entre otras cosas a la voz de su cantante, el cual logra llegar a los tonos del legendario Ronnie James Dio sino que además logran esa ambientación psicodélica y oscura que siempre ha rodeado a Black Sabbath sin necesidad de escenografías o montajes. 


En cuanto a los temas que interpretaron, decir que gozaron de mucho tiempo de actuación para ser una banda telonera y pudieron tirar de repertorio. Mob Rules, Neon Knights, Children of The Sea, Law Maker, The Sign of the Southern Cross... una tras otra fueron cayendo los clásicos de la banda de Toni Iommi. Pese a sus esfuerzos para que el público se uniera a ellos, les costó que los asistentes se metieran en el concierto animando o cantando. Cuando llegó el turno de Holy Diver, ya de la etapa en solitario de Dio el público comenzó a reaccionar (cuesta animarse cuando hay una sala prácticamente vacía, las cosas como son) La parte final del concierto vino con Heaven and Hell, Paranoid y Man on the Silver Mountain de Rainbow. 


Tras la actuación de Law Maker llegaba el turno de Blaze Bayley (el cual como dato curioso durante la actuación de los teloneros estuvo él mismo montando el puesto de merchandising y preparándolo para tras su concierto vender él mismo sus artículos) Tras una intro donde fueron apareciendo los músicos, Blaze se subió al escenario y desde ese momento la noche se convirtió en un inolvidable sesión de buen heavy metal. Aunque el bueno de Blaze ha cambiado físicamente (sin su melena y con algo de peso, pero conservando sus características patillas) su voz sigue intacta. También hay que decir que sus años en Iron Maiden no fueron en balde, ya que desde el primer minuto se metió al público en el bolsillo con sus incesantes movimientos, gritos de ánimo y arengas, y es que el que tuvo retuvo. Si en el pasado fue capaz de hacer que miles de personas cantaran con él las canciones de Maiden, ahora con 60 personas no sólo lo sigue logrando, sino que también consigue que se canten la suyas. Al señor Blaze le da igual que hayan 500 personas que 50, se entrega al máximo y eso es algo que demostró y es digno de admirar. También influye que su banda además de buenos músicos, son también buenos animadores. Destacar la figura de uno de sus guitarristas, que con 23 años, además de tocar bien y hacer sus poses y movimientos con la guitarra también se ganó a sus admiradores.

En cuanto a los temas que interpretó, se centró en su último disco, The King of Metal, que a pesar de ser a mi parecer un álbum bastante mediocre en cuando a producción y canciones, defendió a muerte y que además en directo sonó mucho mejor que en estudio. Comenzó con Will To Win de su disco Blood and Belief y tras ella sonó el primer tema de su etapa en Iron Maiden de la noche, Lord of the Flies, que el público recibió con ovaciones y que coreó hasta el final. Uno de los primeros momentos míticos de la noche. También sacó mucho provecho de su primer disco en solitario, Silicon Messiah del cual tocó varios temas, siendo The Launch el primero en ofrecer. Pero como ya se ha comentado, venía a presentar su última obra, interpretando como primera pieza Dimebag, canción incluída en el nuevo disco y que dedica al malogrado guitarrista de Pantera. No tardó en volver a su primer disco para cantarnos Ghost in the Machine y tras ella hacer el primer parón de la noche para darnos las gracias por venir. Blaze estuvo muy comunicativo con el público y fueron varias las palabras que nos dedicó, como por ejemplo aclarar que el título King of Metal de su disco no habla de él (a pesar de que la portada del mismo indique lo contrario) sino que los reyes del metal son los fans que compran discos y acuden a conciertos, ellos y no los músicos, discográficas, mánagers o bancos son los auténticos reyes. Tras el discurso, bien recibido por la audiencia sonó el tema que da título al disco y que sorprendentemente sonó atronadora y contundente, sensación que no se plasma en el disco.

De nuevo una mirada atrás a su primer trabajo con los temas  Silicon Messiah, The Brave o Stare at the Sun que compaginaba con nuevos como Fate, Black Country o Faceless, este de su anterior trabajo Promise and Terror. Tras eso, llegaron los clásicos de Iron Maiden que el público agradeció amontonándose en la primera línea del escenario para cantar mano a mano con el frontman que no bajó el ritmo en ningún momento. La primera fue The Clansman, que vino introducida por un discurso del vocalista sobre la libertad bastante emotivo. La canción fue sin duda el momento mágico de la noche, podía verse la emoción en las caras de los asistentes y además la canción fue interpretada de manera magistral por los músicos y por un Blaze que la bordó, tanto que si cerrabas los ojos parecía que estuvieras escuchándola en estudio... maravilloso. Cuando teminó, Blaze introdujo la siguiente canción diciendo que es la más especial de toda su carrera puesto que la compuso estando en Iron Maiden y que se convirtió en un éxito. Comenzó a sonar Man on the Edge, pero segundos después se hizo el silencio. Blaze dijo que no la continuaban hasta que todo el público no diera su mejor grito, y tras varios intentos y provocaciones del cantante y sus músicos, consiguió su objetivo. De nuevo una muestra de lo que es capaz de hacer un vocalista que ha estado en la banda más importante de heavy metal de la historia. Tras reiniciar la canción la enlazaron con Futureal y la banda se retiró para momentos después volver para los bises de rigor. Virus (tema de Iron Maiden incluído en un recopilatorio de la banda) y por último Leap of Faith, único tema de referencia a su álbum Tenth Dimension pusieron el broche a un concierto sobresaliente. Debo admitir que hasta este concierto no había valorado a Blaze Bayley como merecía. Siempre me había cuestionado la decisión de Steve Harris de nombrarlo el vocalista de la banda, pero ahora no me caben dudas. Su profesionalidad y buen hacer demuestran con creces por qué se mereció su puesto, muchas veces mal valorado y actualmente casi olvidado pero que basta verle en directo para que cierre bocas o cambie opiniones.


Además de eso, durante el bis nos dijo que él no era un rockstar, sino una persona y que tras el concierto se dedicaría a firmar discos, hacerse fotos y charlar con nosotros, cosa que hizo prácticamente al minuto de finalizar el concierto. Así, mientras vendía su merchandising, cumplió su promesa y nadie se quedó sin su disco firmado o su foto de recuerdo, demostrando que es uno de los artistas más humildes que se ha visto en un mundo lleno de egos y artitas de palabrería. Un diez para este señor que nos dió una noche para no olvidar. Pena me dan todos esos supuestos fans de Iron Maiden que se perdieron un concierto que muchos recordaremos con una sonrisa en la boca.



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