Que Sabaton son actualmente una de las bandas más importantes del power-heavy metal en la actualidad no es ningún secreto, se han ganado a pulso el reconocimiento del público gracias a unos shows intensos, una propuesta diferente y sobre todo, trabajo duro (éste es su octavo disco en 11 años) y sus legiones de fans así lo demuestran.
Pero ocurre que cuando una banda encuentra la fórmula del éxito a veces la explotan hasta la saciedad y Sabaton se han acomodado en un sonido que han desarrollado hasta extremos simplistas como ha ocurrido con The Last Stand, su trabajo menos inspirado. Cierto que bandas como Motörhead, AC/DC o Manowar se han pasado toda su carrera haciendo discos sin absoluta innovación, pero mientras que a ellos les funcionó, a una banda de esquemas como los de Sabaton se les exige aire fresco a excepción de sus letras histórico-bélicas. También es cierto que Heroes, su anterior álbum, dejó el listón tan alto que cuando uno escucha The Last Stand por primera vez se espera una obra a la misma altura que el anterior, pero en esta ocasión con han logrado superar ni de lejos a su predecesor. Otra pega que encuentro es el abuso de los teclados durante todo el disco, perdiendo potencia en las guitarras e incluso el uso de sintetizadores es a veces excesivo, siendo su trabajo menos metalero en comparación con sus primeros discos.
En esta ocasión The Last Stand nos ofrece letras más variadas y se agradece que no se centren únicamente en las dos guerras mundiales (A ver cuando se atreven con alguna canción que hable de la Guerra Civil española) empezando por Sparta, donde rememoran la batalla de las Termópilas y a los 300 espartanos en un tema épico, potente, todo un himno típico de Sabaton con coros brutales y creada para causar furor en sus conciertos. Directa y potente, ideal para abrir un disco. The Last Dying Breath acelera las revoluciones y aporta los primeros sintetizadores en un corte muy guitarrero donde nos hablan de la defensa de Belgrado en la II Guerra Mundial.
Las gaitas son el elemento a destacar de Blood Of Bannockburn, con un estribillo bastante eficaz en un tema que roza lo festivo donde destacan los solos de teclado y guitarra. Lástima que sólo dure 3 minutos, podrían haber desarrollado más la canción. Jon Schaffer (Iced Earth) es el encargado de narrar Diary Of An Unknown Soldier, un pequeño interludio que sirve para introducirnos en The Lost Batalion, una canción épica y marcial donde nos hablan de la resistencia de la División 77 de EEUU. Se trata de un medio tiempo intenso donde la batería cobra un protagonismo y donde los coros son la base para que la canción gane ese toque dramático. Buen tema pero que le falta algo para terminar de despegar.
Los riffs afilados y el doble bombo en Rorke’s Drift consiguen subir el listón en este corte más acelerado pero que a mi gusto encuentro soso, descafeinado y falto de intensidad, algo que se soluciona con The Last Stand, canción que nos narra la defensa de la guarida suiza en la basílica de San Pedro contra las tropas enemigas para que el Papa Clemente VII pudiera escapar (buena historia) Aquí los instrumentos cabalgan a un ritmo solemne para que el estribillo pegadizo ponga la puntada final mientras que el teclado sirve como muro sonoro. Volvemos a la velocidad con Hill 3234 con el doble bombo haciendo de las suyas y esta vez sí, guitarras más efectivas dejando al teclado en un segundo plano para que puedan lucirse.
Toca trasladarse al antiguo Japón con Shiroyama, donde la mayor pega es el abuso de los sintetizadores en un tema facilón que podrían haber dotado de mayor tragedia o de carga emocional viendo que la canción trata sobre la desaparición de los samurais en la batalla de 1877 contra los ingleses. En Winged Hussars nos topamos con un ritmo más que conocido y que Sabaton ya han utilizado hasta la saciedad en varias canciones, mostrando su falta de recursos (o su pereza) y donde el uso de coros pomposos no salvan a esta canción de la mediocridad. Ya para terminar The Last Battle (Cuántas veces han utilizado "Last" para titular canciones en este disco?) recurren a sintetizadores ochenteros donde las guitarras apenas resaltan en un corte flojo para un final flojo.
Así pues The Last Stand supone toda una decepción para los que esperábamos un nuevo bombazo de los suecos. Canciones poco inspiradas, con falta de garra y de esa épica que tanto caracteriza a la banda. Las canciones se dejan oír y nos incitan a descubrir más acerca de los hechos que nos narran, pero no encontraremos apenas himnos o momentos que nos hagan subir la adrenalina como ocurre con trabajos anteriores. Por lo visto Sabaton han optado por el camino fácil, por sacar temas fabricados con piezas sobrantes y por temas que sean fáciles de corear, pero sin chicha. Esperemos que este tropiezo quede como algo casual y se vuelvan a poner las pilas, de lo contrario podemos ver como la banda se estrella prepcipitadamente hacia tierra. Esperemos que eso no suceda.
Discográfica: Nuclear Blast
Formación:
- Joakim Brodén - voz, teclados
- Pär Sundström - bajo
- Chris Rörland - guitarras
- Thobbe Englund - guitarras
- Hannes van Dahl - batería
Tracklist
- Sparta
- Last Dying Breath
- Blood Of Bannockburn
- Diary Of An Unknown Soldier
- The Lost Battalion
- Rorke’s Drift
- The Last Stand
- Hill 3234
- Shiroyama
- Winged Hussars
- The Last Battle
Puntuación: 6.5/10
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