Estamos en 2022 y Scorpions siguen en activo y lanzando nuevo material, sólo por eso, ya se les debe aplaudir. La banda, con más de medio siglo en activo y sin haber parado nunca (aunque con un sonado amago de dejarlo) siguen dándonos excelentes directos y canciones nuevas. Esto deja clarísimo que esta gente vive por y para el rock, es su pasión y no pueden hacer otra cosa, pudiéndose haber retirado hace décadas y vivir de los frutos de una dilatada carrera. Pero aquí están, publicando su decimonoveno álbum de estudio, con un título que deja bien claros sus sentimientos: Rock Believer.
Este trabajo, comparado con anteriores, es más directo y dinámico, donde han querido volver al sonido de sus grandes obras como Blackout, Love At First Sting y Lovedrive, naturalmente salvando las distancias y teniendo en cuenta la edad que se gastan sus miembros, que ya no son precisamente unos chavales.
La principal novedad del disco es que se trata del primero con Mikkey Dee a la batería, ya que aunque lleva con Scorpions desde 2016, no se había estrenado en estudio. Desde luego el fichaje de este mastodonte de la percusión ha supuesto un soplo de aire fresco al sonido de la banda y una mayor potencia en su sonido, y es que el currículum del sueco es inmejorable, habiendo formado parte de Motörhead, King Diamond, músico de sesión con Helloween y ahora Scorpions, casi nada. Estaba claro que con su inclusión no me esperaba que los alemanes empezaran a componer temas veloces y sucios como hacía con Motörhead, pero se nota que Mikkey ha tenido que contenerse, bajar revoluciones y aunque su pegada es impresionante, es obvio que no ha podido desatar toda su clase y técnica, aún así, hace un excelente trabajo, como era de esperar.
Del resto de la banda sobran las palabras, teniendo a un incombustible Klaus Meine que pese a contar con 73 años, mantiene su voz prácticamente intacta, regalándonos momentos vocales que son una maravilla, ese dúo de guitarras formados por Rudolf Schenker y Matthias Jabs que se mantienen igual de afilados y el bajo Paweł Mąciwoda, quizás el miembro que más desapercibido pasa pero que su función en la banda es intachable.
El disco comienza con Gas In The Tank, una declaración de intenciones donde vienen a decirnos que a la banda aún les queda energía para rato, y lo demuestran con una canción rockera cuyas guitarras enseguida nos traen el inconfundible sello de Scorpions y cuando Meine hace acto de aparición tenemos un corte clásico, con un estribillo de esos que rezuman buen rollo y ganas de mover la cabeza y que en ciertos momentos nos invitan a cantarlo y que va precedido de un gran solo de guitarra firmado por Jabs. Un inicio que ya deja el listón alto.
Esa energía se mantiene en Roots In My Boots, una pieza que está inspirada en el álbum Blackout, donde suben un poco más la intensidad, con un Mikkey Dee más suelto y que se conjunta muy bien con Paweł, creando una sección rítmica muy sólida. Las guitarras son potentes y de corte ochentero y el bueno de Meine nos regala unos registros que nos hacen pensar qué tipo de pacto ha hecho con el diablo para mantenerse así de bien a las cuerdas vocales, un fuera de serie.
Knock’Em Dead es su primera incursión melódica del disco, con un sonido más americanizado y donde se nota que han mirado por el espejo retrovisor, ya que el riff principal se nota que lo han reciclado de temas anteriores, modificándolo, algo que tras 50 años es comprensible que terminen plagiándose a sí mismos. Pese a ello es un tema muy disfrutable y pegadizo.
Llegamos al tema que da título al álbum para encontrarnos con el single y primer himno del disco, un tema comercial carne de radiofórmula (algo que tampoco es nuevo en la carrera de Scorpions) más edulcorado, melódico a rabiar pero que suena de lujo. Gran interpretación de Meine y un Mikkey que se apodera del tema, llenándolo de florituras y detalles junto a una gran pegada. El solo de guitarra vuelve a demostrarnos que Matthias no es un guitarrista fanático de la velocidad y que se siente más cómodo con la melodía y dejando feeling en cada nota. En resumen, una de esas canciones que hacen de Scorpions una banda de talla mundial.
Toca echar una mirada a los 70 para recordarnos a esos jóvenes alemanes más experimentales, encontrando en Shining Of Your Soul ritmos de reggae con una ambientación incluso psicodélica, con gran presencia del bajo, coros y unos solos de guitarra menos agresivos y más cercanos al blues. Una de esas canciones que con cerrar los ojos te dejan llevar y que aunque se desmarca de las anteriores, se convierte en una de las mejores del disco.
Seventh Sun mantiene esa atmósfera de los 70, y donde Paweł se luce con las líneas de bajo, creando un colchón sonoro junto a su compañero Mikkey para que Meine se luzca a placer, dejando momentos para que las guitarras hagan lo suyo. Todo un ejercicio de experimentación con el que se nota que la banda se ha divertido componiéndolo.
Tras dos temas más experimentales, toca volver al hard rock con Hot And Cold, más guitarrero y macarra, muy simple en su ejecución pero que nuevamente funciona, volviéndonos a mostrar la genial dupla que forma la sección rítmica y donde los riffs de Rudolf destacan mientras que Meine nos muestra unos tonos más graves y vacilones.
Por si aún no tuviéramos suficiente, llega When I Lay My Bones To Rest para arrollarnos con un rock cercano al sleazy y que es directo y sin contemplaciones, donde Mikkey por fin puede soltarse un poco la melena y dar algo más de empaque a su pegada mientras las guitarras nos hacen mover los pies y el señor Klaus Meine nos demuestra que la edad es algo mental. Cómo es posible que con 73 años siga teniendo esa energía y vitalidad? Un fuera de serie. No puedo dejar pasar por alto el solo de guitarra y las líneas agresivas de bajo que retumban desde el fondo, siendo este corte una de las sorpresas mayúsculas del álbum.
Pero esto no termina aquí y llega Peacemaker, el segundo single del disco que con sin llegar a los 3 minutos nos conquista. De nuevo ese aire comercial impregna el ambiente pero esta vez apuestan por la velocidad. Toca por enésima vez alabar el trabajo de Mikkey y Paweł (son lo mejor de este trabajo) su potente y pegadizo estribillo y la fuerza vocal de Meine que se ve complementado por unas guitarras gritonas y cargadas de energía. Un single puro y duro, de esos que te dan ganas de escucharte el disco entero cuando lo escuchas.
Tras varios golpes de rock and roll, toca suavizarse con Call Of The Wild, retorno al sonido de los 70, más pausada y relajante, ideal para coger aire y disfrutar de esta bocanada de tranquilidad que nos ofrecen. Scorpions no son Scorpions sin una balada de rigor en cada disco. En su día fueron los reyes indiscutibles de este tipo de canciones y ahora tienen que incluir mínimo una en cada trabajo por obligación, siendo cada vez menos inspiradas. Esta vez When You Know (Where You Come From) se encarga de cerrar el disco, con ese arpegio que no es nada nuevo en su sonido y que nos trae un refrito que recuerda a Send Me An Angel o a la trilladísima Wind Of Changes.
Sin apenas esperarlo, Scorpions nos han dado su mejor trabajo en mucho tiempo, donde prometieron volver a sus años dorados y cumpliéndolo, obviamente sin llegar a ese nivel pero dejándonos remanentes de sus grandes trabajos de los 70 y 80. Un disco cuya producción es más directa y sin momentos recargados y con una banda entregada y engrasada, sin síntomas de agotamiento o de haberse estancado. Y esta gente quería retirarse? Si siguen sacando discos así, que nos duren muchos años más.
Discográfica: Universal
Formación
- Klaus Meine - Voz
- Rudolf Schenker - Guitarra
- Matthias Jabs - Guitarra
- Pawel Maciwoda - Bajo
- Mikkey Dee - Batería
Trakclist
- Gas In The Tank
- Roots In My Boots
- Knock ‘Em Dead
- Rock Believer
- Shining Of Your Soul
- Seventh Sun
- Hot And Cold
- When I Lay My Bones To Rest
- Peacemaker
- Call Of The Wild
- When You Know (Where You Come From)
Puntuación: 8.25/10
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