lunes, 31 de octubre de 2016

Crónica del concierto de The Quireboys en Valencia

The Quireboys + White Coast Rebels
21/10/2016
Sala 16 Toneladas (Valencia)

La conexión de The Quireboys con España es evidente. La banda no falta a su cita anual con sus fieles fans y en esta ocasión nos regalaban en exclusiva una gira en acústico donde repasarían de una forma diferente su amplio catálogo de clásicos.




Con ya una notable asistencia de público, salieron a escena White Coast Rebels, la banda encargada de abrir todos los shows de The Quireboys en su periplo español. Procedentes de Inglaterra pero afincados en Benidorm (aunque como aseguró con mucha guasa el vocalista Jonny Hellraizer, Benidorm es un pequeño pueblo inglés) dieron un concierto también acústico aprovechando la ocasión pero sin perder su punto macarra y gamberro que tanto les caracteriza.




Ya había tenido la ocasión de verlos en eléctrico anteriormente y pese al factor acústico supieron mantener su esencia y su sonido, mezcla de un heavy metal afilado y punk con toques glam, con influencias que pasan desde Misfits a Motörhead, Skid Row o Mötley Crüe. Para esta ocasión la banda estaba formada por el propio Jonny Hellraizer a la voz y guitarra, el bajista Acey Lust, el batería Willy Burret y el guitarrista Rob E. Wolf




Hanging With The Bad Boys de su hasta ahora único disco fue la primera canción en sonar y ya se vio que la banda no iba a prescindir de su puesta en escena y de su chulería, mezclada con el ácido humor de Jonny Hellraizer quien se dirigía al público con esa mezcla de inglés y castellano haciendo reír a los presentes o asombrando interpretando la versión de Four Non Blondes What’s Up que pese a ser interpretada con cierta guasa, sonó bastante fiel a la original.




También aprovecharon para presentar temas del que será su futuro nuevo álbum como fue So Many Chiks, So Little Time junto a otros reconvertidos para la ocasión, como fue Feel My Fire, o Buried And Dead con toques country que le puso un toque diferente a su sonido. La balada Love You Baby - Baby, con ligeros toques glam, muy acertada con las pintas que lucía el bajista Acey Lust fue recibida con algún que otro tímido mechero y para finalizar otra versión, en esta caso Run To The Hills de Iron Maiden, pasada por el filtro acústico que junto a The Power Inside puso final a una hora de concierto que se hizo ameno y divertido. White Coast Rebels cumplieron y convencieron a un público que disfrutó de la primera dosis acústica de la noche.



Llegaba el momento esperado y The Quireboys aparecieron con sus instrumentos en mano bajo la ovación de la sala. Normalmente una banda de hard rock suele perder su esencia o su garra en acústico, pero ese no fue el caso para Spike y sus chicos, quienes dieron una lección de cómo hacer rock en acústico y tener al público moviéndose todo el tiempo.




Además del mencionado Spike, que fue el centro de atención de todas las miradas gracias a sus poses y a su don innato para hacerse el dueño del escenario, los guitarristas Guy Griffin y Paul Guerin junto al teclista Keith Weir completaban el combo de la formación inglesa que abrió su show con There She Comes Again, canción de su disco A Bit Of What You Fancy cuyo estribillo fue coreado por todos los presentes. A pesar de la falta de amplificadores o de la potencia de las guitarras eléctricas, la banda ya se metía al público en el bolsillo. Misled puso el toque elegante gracias a los teclados que sin duda fue uno de los puntos fuertes del show y Roses & Rings cerraba la tríada de canciones del citado álbum.




Devil Of A Man trajo unos minutos más calmados para arremeter de nuevo con Mona Lisa Smiled, otro acierto por parte de la banda el reconvertirla en formato acústico, puesto que sonó genial sin perder su fuerza que junto a Hello conseguía mantener alto el listón. Whippin' Boy trajo sonidos country siendo otro de los aciertos de la noche y que se disfrutó mucho tanto arriba como debajo del escenario.




Momento entrañable cuando Spike pidió a todo el mundo alzar sus copas para brindar por Paul Hornby, ex batería de la banda fallecido recientemente y dedicarle el tema Have A Drink With Me. Gracie B en mi opinión supuso un pequeño descenso de intensidad en el concierto a lo cual tampoco ayudó la inclusión de Hates To Please o Pretty Girls. Por suerte la última parte del concierto consiguió devolver la magia al concierto con Sweet Mary Ann, donde se notó esa conexión entre banda y público y donde se vio a más de uno bailar y mover las piernas o la infalible 7 O'Clock, donde Spike con su armónica hizo que fuera coreada a pleno pulmón por todos.




La cosa no acababa ahí, ya que volvieron para un bis formado por un medley de las canciones Don't Bite The Hand y I Love This Dirty Town y como colofón I Don't Love You Anymore y Sex Party, siendo el fin de fiesta perfecto para un show diferente, especial, divertido y sobre todo inolvidable para los que esa noche estuvimos allí, viendo a The Quireboys de una manera menos usual pero igual de efectiva.




La banda prometió volver el año que viene, esta vez enchufados para presentar su nuevo disco Twisted Love, el cual ya vendían en su puesto de merchandising y que esperamos impacientes.

Texto: Alapont 
Fotos: Lorena Mora

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