Desde tierras alemanas nos llega el álbum debut de Wayward, banda formada el pasado año quienes nos presentan una atractiva propuesta de rock con influencias de heavy metal y blues, siendo un sonido muy reconocible y escuchado en otras bandas, pero que siempre entra fácil a los oídos y muy disfrutable por los seguidores de este tipo de propuesta más clásica.
Wayward derrochan actitud y personalidad a través de 9 canciones que nos transportan a esa filosofía de sexo, drogas y rock 'n roll, la cual ya es perceptible en esa portada tan macarra y llamativa.
Midnight Blood abre el disco con un inicio que es pura esencia Motörhead (su más evidente influencia, la cual no ocultan y que se va a repetir a lo largo de todo el trabajo) desarrollando esos riffs de guitarra rockeros con base blues y una sección rítmica sucia. Qué más se puede pedir?
Hellride y su inicio pegadizo y directo a golpe de riff sin florituras va acompañado por la voz de Tony Heinrich, la cual gana protagonismo mientras que la batería y el bajo se encargan de añadir poderío y fondo al tema. Queda comprobado que Wayward no se andan con rodeos y su rock es directo y sin añadiduras.
Call Of The Mistress es su pieza más vacilona, nuevamente tiran de riff con base blues con cierto aire a ZZ Top y regusto a stoner, siendo una canción densa a la par que llamativa. Hacia mitad de la misma cambian radicalmente el ritmo para acelerar y pasar a ese rock sucio pasado de decibelios con unas líneas de bajo muy marcadas.
Es con She Is The Devil donde los alemanes añaden ciertas influencias del punk en otra pieza macarra, de base sencilla con batería a todo trapo y una vez más riff que se va repitiendo siendo la espina dorsal del tema junto a un pegadizo estribillo el cual logra hacer que movamos los pies sin poder remediarlo.
Forever Dammned vuelve a ofrecernos un corte veloz y pasado de distorsión con la guitarra escupiendo punteos y un riff que puede ser descrito como el hijo bastardo fruto de una noche loca entre AC/DC y Motörhead. No vuelve a faltar ese momento blues sucio y bailón que es sin duda uno de sus mejores recursos.
The Ripper, pese a compartir título con uno de los temas clásicos de Judas Priest, poco tiene que ver. Rock pasado de rosca y muy próximo al speed metal que no llega a los 3 minutos de duración y con la guitarra como protagonista la cual ejecuta un solo muy resultón.
Alchemy Of Poison es un heavy / speed que me recuerda a los catalanes Mean Machine. Velocidad a base de riffs y base rítmica contundente y afilada. Un caballo desbocado que busca llevarse por encima todo lo que está a su paso hasta llegar a un punto donde pisan el freno para llevarnos por una travesía por el desierto con ese blues rock tan recurrente que pese a que repiten mucho, da buenos resultados. En los segundos finales vuelven a acelerar para terminar el tema con la misma fuerza con la que lo empezaron.
Como ya he dicho, el blues rock sucio es parte fundamental del sonido de la banda y en Dead End Road es mucho más evidente, con esa influencia de Motörhead de la que se nota que son deudores tanto del sonido como de la filosofía de sonar altos, distorsionados y sucios.
Para finalizar nos brindan Bad Vibe Boogie, con unas líneas de bajo que dan punch al tema, haciéndolo bailable y pegadizo y pasando a agregarle distorsión para acelerarlo y aumentar su intensidad. Bastante simple en su estructura pero hecho para que en los directos el público lo baile y lo disfrute.
En conclusión Wayward pese a no ser originales y a abusar en exceso de ciertos recursos, han sabido crear un álbum muy disfrutable, divertido y que sin pretensiones busca hacernos mover la cabeza y disfrutar de su sonido clásico.
Discográfica: This Charming Man Records
Formación
- Tony Heinrich - Voz
- Tom Michalik - Guitarra
- Martin Grüneberg - Bajo
- Chris Börner - Batería
Tracklist
- Midnight Blood
- Hellride
- Call Of The Mistress
- She Is The Devil
- Forever Dammned
- The Ripper
- Alchemy Of Poison
- Dead End Road
- Bad Vibe Boogie
Puntuación: 7.5/10
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