Cuando se anunció la salida de su primer trabajo en solitario (tras tantos años alejado de la música exceptuando alguna colaboración en directo o en otros discos) llamó poderosamente mi atención. Sin embargo, no fue hasta hace unos días cuando decidí ponerme a escucharlo. Cometí un error: el error de no haberlo escuchado antes. Menudo descubrimiento!
Lo primero que tengo que decir es que Tony no ha perdido ni pizca de su voz, aquella que nos maravillaba en sus años con Sangre Azul. Lo segundo, que nadie se espere una continuación de Sangre Azul en forma de trabajo en solitario. Tony mantiene esa esencia AOR tan característica de la desaparecida banda madrileña, pero dándole un toque más actual, tanto en sonido como en la voz.
En este disco oiremos temas más rockeros y rápidos junto a otros que siguen la onda de bandas como Bon Jovi, Whitesnake o Europe, pero siempre con el toque personal de Tony.
Mencionar que Tony ha sabido rodearse de buenos músicos para dar forma a este proyecto: Carlos Expósito (Extravaganzza) a la batería, Abel Franco y Óliver Martín a las guitarras, Jacobo García al bajo y Joaquín Padilla al teclado. Por otra parte, mencionar las colaboraciones de sus antigüos compañeros de Sangre Azul (sin llegar a coincidir todos en un tema) y de Sherpa (Barón Rojo)
Juicio Final, con su letra personal y pegadiza en el estribillo da un toque más rockero al disco. Llega la primera canción de amor (que no podían faltar), Mejor que nadie, con unas melodías de rock más clásico que animan a mover los pies. De los mejores temas del disco. La canción que pone nombre al disco, Las fases de la luna es un tema que recuerda a Whitesnake tanto en guitarras como a la voz. A ti, siguiente canción, comienza con una melodía lenta que acaba acelerándose. Suena como a los primeros discos de Bon Jovi.
Llegamos a este punto a la balada del disco, Llueve otra vez. Tony canta excelente, con un tono que a mí me recuerda al de David Coverdale, con esa mezcla de blues y rock.
El malo del cuento es a mi parecer la mejor del disco. Pegadiza a más no poder, con una letra fácil de recordar. De nuevo, comienza con ritmo lento hasta que las guitarras entran en acción y volver a un tema hard rockero. El estribillo una delicia, donde destaco el trabajo del teclado. Una pasada de canción.
Volvemos al AOR tan característico de Sangre Azul con la canción Rumbo a ningún lugar. De nuevo tema con letra más personal. Los amantes del género la adorarán. Volvemos a ritmos más actuales con No sé, con una mezcla de blues y rock con temática amorosa.
El tema más curioso del disco es Dicen. Aquí las guitarras simplemente se lucen en una mezcla de ritmos distorsionados con ritmos más suaves. Mezclando melodías própias con otras más conocidas como Smoke on the water o la Marcha Imperial de Star Wars. Tony, como en todo el disco, es una muestra de saber cantar, cambiando de registros en todo momento.
El disco termina con un tema cañero que Tony canta a dúo con Sherpa, donde ambos están sobresalientes. Una combinación que deja al oyente con la boca abierta.
En conclusión, estamos ante un disco que recupera sonidos y melodías del mejor AOR de los ochenta pero en la actualidad con un rock más movido. Espero que Tony nos sorprenda con más discos así y que podamos ver esta delicia de disco interpretado en directo.
No sabemos si algún día habrá reunión de Sangre Azul (ellos la niegan, pero torres más altas han caído) pero mientras tengamos regalos como este disco, merece la pena esperar.
Puntuación 8.50/10
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