La llegada del nuevo año nos trae el que es el décimo álbum de Asphyx, los indiscutibles reyes del death/doom. Ésta banda holandesa, pese a sus múltiples cambios de formación a lo largo de su carrera han logrado que todos sus discos sean calificados como referentes del género y que, teniendo algunos mejores que otros, ninguno se considere flojo.
Con el vocalista Martin Van Drunen capitaneando la banda (único miembro clásico que queda en Asphyx tras su retorno en 2007) han logrado una racha imbatible de lanzamientos y ahora con Necroceros se vuelven a consagrar en la cima. A través de 10 cortes nos vuelven a transmitir ese sonido oscuro, claustrofóbico, denso y agobiante que tanto les caracteriza, con letras que abordan desde lo fantástico a lo histórico pasando por crítica social. Mención especial a su portada, realizada por Axel Hermann el cual ya colaboró con la banda en su anterior trabajo Incoming Death y que personalmente me parece la mejor de toda su trayectoria.
Si analizamos las canciones del disco, nos encontramos que abren con The Sole Cure Is Death, un tema puramente death, donde destaca la pegada a la batería de Stefan Hüskens y encontramos los primeros elementos de doom metal que nunca faltan en sus discos y que personalmente, es lo que más me gusta de ellos y lo que más los diferencia de otras bandas similares.
Molten Black Earth nos trae ese ambiente denso y pesado, con unas geniales líneas de bajo, excelentes riffs y lo que hace que Asphyx sean tan característicos, la voz de Van Drunen. He de confesar que en mis primeras tomas de contacto con Asphyx su voz era lo que más me costó de digerir, pero ahora opino que no podría haber voz mejor para esta banda. Su registro agónico y asfixiante (que hace honor al nombre de la banda) le confiere mayor teatralidad y personalidad al combo holandés. La letra nos transporta a la II Guerra Mundial a una batalla de tanques, quedando perfectamente reflejada la atmósfera con esos riffs de guitarra que transmiten desesperación y muerte.
Mount Skull consigue mezclar brutalidad con un apabullante muro sonoro el cual nos pasa por encima. Otra vez toca alabar los pesados riffs de Paul Baayens mientras la base rítmica va machacando de fondo, todo ello con Van Drunen cantando más melódico pero sin perder ese tono desgarrador. La canción se acelera en cierto momento y es cuando se combina mejor ese death/doom, siendo una maravilla de canción.
Llegamos a Knights Templar Stand, un corte épico donde volvemos a retomar temas histórico bélicos, otra vez el riff principal de la guitarra es el hilo conductor de la canción, el cual es puro doom metal y con el que me convencen a la primera escucha, siendo uno de mis temas favoritos del disco.
Probablemente la canción más importante y llamativa de Necroceros sea Three Years Of Famine, que junto al tema homónimo son las dos piezas más largas del disco y de las mejores. Volvemos a la atmósfera oscura y agónica, donde se nos narra los años de hambruna que se sufrieron durante la dictadura de Mao en China, donde incluso se llegó a practicar el canibalismo. Es por tanto un tema lento, lleno de riffs opresivos y melodías densas, donde Van Drunen sabe transmitir muy bien esa desesperación y donde mejor lo vemos cantar. Simplemente genial, un tema que no debería faltar en su próxima gira y que se puede decir sin duda que es el tema estrella de este álbum.
Tras un tema tan pesado, pasamos a algo más rápido y cañero con Botox Implosion, donde encontramos una ácida crítica a la cirugía estética y el superficial mundo que lo rodea. Aquí Stefan Hüskens simplemente nos arrolla con la batería, desde luego no se puede negar la calidad de este señor el cual lleva una larga trayectoria a sus espaldas y ha pasado por bandas como Sodom, Metal Inquisitor, Desaster o Metalucifer. Es la pieza más gamberra del disco, donde se sueltan y nos brindan un death metal más genérico pero que no desentona y nos hace mover la cabeza de manera descontrolada.
In Blazing Oceans es un medio tiempo potente que va avanzando de manera monótona hasta que llega el solo de guitarra, melódico y melancólico que lo mejor de la canción, siendo ésta la más descartable del trabajo. The Nameless Elite nos devuelve esa fusión entre melodía, oscuridad y agresividad, siendo un tema donde no faltan los cambios de ritmo que nos vuelan la cabeza y tenemos una buena dosis de death metal explosivo y directo.
Yield Or Die destaca por traernos un poco de influencias más cercanas al heavy metal clásico a través de los riffs, haciendo que sea un corte directo, afilado y sencillo pero efectivo. Cierran el álbum con la espectacular Necroceros, pieza de 7 minutos donde nos presentan a esta ficticia criatura de mismo nombre, la cual va vagando por el universo devorando planetas y transformando en oscuridad todo por donde pasa. Con esa premisa encontramos un tema denso a más no poder, con esa batería y bajo inicial que nos advierten de lo que vamos a tener: total y absoluto caos y terror. La guitarra vuelve a vomitar unos riffs opresores y decadentes mientras que Van Drunen desata sus registros más funestos cargados de desesperación y agonía. Aquí el trabajo de Alwin Zuur a las 4 cuerdas es sublime, dándonos su mejor aportación del disco. Una canción que ha de escucharse con las luces apagadas y los ojos cerrados para dejarse llevar por su letra y su atmósfera. Una auténtica maravilla.
Con Necroceros Asphyx siguen dejando su sello de identidad con otro trabajo excelente donde no faltan desde canciones cargadas de densidad y oscuridad a momentos de brutalidad y velocidad extrema. Otro álbum que los sitúa como uno de los referentes del género.
Discográfica: Century Media
Formación
- Martin Van Drunen - Voz
- Paul Baayens - Guitarra
- Alwin Zuur - Bajo
- Stefan Hüskens - batería
Tracklist
- The Sole Cure Is Death
- Molten Black Earth
- Mount Skull
- Knights Templar Stand
- Three Years Of Famine
- Botox Implosion
- In Blazing Oceans
- The Nameless Elite
- Yield Or Die
- Necroceros
Puntuación: 8.25/10
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